Mi casa es mi templo, así lo veo yo. Es el lugar en el que paso más tiempo y disfruto mucho cuidándolo. Me gusta mucho la decoración, el diseño y también el DIY (“Do it yourself”) para lo que tengo bastante buena mano. Porque tener la casa cuidada y original no supone gastar mucho dinero. La cuestión es tener un poco de atención al detalle, algo de tiempo, y un poco de maña.
Tampoco voy a mentir, muchas cosas caras para el hogar me encantan. Cuando voy a alguna tienda de decoración, me quedo embelesada viendo algunos muebles o complementos, pero los muebles de diseño tienen a menudo un precio prohibitivo. Alguna vez me doy un pequeño capricho, pero, por lo general, opto por cosas más asequibles, o por llevar a cabo proyectos propios, como con las cortinas.
Como digo, si te pones a ello y tienes un poco de tiempo, se pueden tener unas cortinas ideales elaboradas por ti misma, incluyendo la pasamaneria para cortinas. Tengo buena relación ya de hace bastantes años con la propietaria de una mercería cercana a mi casa. También es verdad que soy una gran clienta y ella me cuida. Pero también somos amigas. Muchas veces me acerco a la tienda y le comento mis proyectos como con la pasamanería que tenía pensado hacer y ella me da consejos y me ofrece opciones.
Lo que más disfruto es de los tejidos. Soy una devota de los tejidos especiales. Mi amiga lo sabe y siempre me ofrece algo diferente. Porque sabe que me gusta mucho experimentar cuando se trata de mis proyectos más singulares. La cuestión es también pasarlo bien, aunque no todo salga al final como estaba previsto.
Porque también soy de cambiar mucho de idea. Sucedió también con la pasamanería para cortinas. Al principio pensé en hacerlo en un material más liviano para que hiciera juego con la propia cortina, pero luego, a mitad de camino, di marcha atrás. Mi amiga me presentó un material diferente y me dije que eso había que probarlo. Al fin y al cabo, en la variedad está el gusto, también en el hogar.