La elección de un Tanatorio en Zamora no es un proceso sencillo, sobre todo porque se produce cuando acabamos de perder a un ser querido. Tener que tomar este tipo de decisiones no es lo más agradable, pero hacerlo bien puede ser de mucha ayuda para pasar lo mejor posible estos momentos.
Normalmente, desde la funeraria o desde el seguro de decesos con el que trabajemos, nos ayudarán a tomar esta decisión. Pero debemos de tener claro qué hay que tener en cuenta. Aunque los seguros trabajan con determinados tanatorios, esto no quiere decir que no podamos escoger otro si así lo deseamos. En este caso, o bien abonaremos una diferencia o bien pagaremos el tanatorio y el seguro nos dará el dinero correspondiente a este servicio que teníamos contratado en la póliza.
El primer aspecto a tener en cuenta es si el difunto va a ser incinerado. Si esto es así, lo más cómodo para todos es escoger un tanatorio que cuente con crematorio. De esta manera se podrán realizar el velatorio y la ceremonia de incineración en un mismo lugar. Esto evita desplazamientos y hace mucho más cómodo todo el proceso.
Hay que tener en cuenta la facilidad para aparcar en las inmediaciones del tanatorio o si este cuenta con un parking privado. Esto es muy importante si se espera que acuda mucha gente, porque facilitará mucho las cosas. Incluso para la familia que seguramente esté yendo y viniendo y no quiera preocuparse por dónde dejar el vehículo.
Por este motivo muchas personas prefieren tanatorios situados en las afueras de la ciudad, donde se cuenta con espacios más amplios y no hay dificultades a la hora de aparcar. Estos lugares tienen, no obstante, el inconveniente de que en algunos casos o disponen de transporte público, algo que puede ser necesario tener en cuenta. Por ejemplo, si el fallecido es una persona joven pueden acudir compañeros y amigos que no dispongan de carnet y que vayan a coger un autobús para acercarse a presentar sus respetos.
La comodidad de las instalaciones es también importante, sobre todo si se esperan muchas visitas. Que la sala de velatorio sea suficientemente grande, que haya cafetería y amplios espacios comunes para poder salir a charlar o tomar algo y que se trate de un lugar agradable, acogedor e íntimo. En definitiva, un espacio en el que poder despedir al ser querido de la mejor manera posible.