Empecé con mi seguro actual porque era el que tenía mi familia, así que, por tradición, decidí apostar por él. Cuando empecé a pagar yo directamente el seguro me pareció más o menos asequible y lo dejé estar. Pero con el tiempo, el precio ha ido creciendo. Y cuando estos dos o tres últimos años tuve que usarlo más de la cuenta, vi como el gasto en seguro médico subía por encima de lo asumible. Así que me toca cambiar de seguro.
No es que me guste mucho tener que andar cambiando. Para mí esta clase de cosas son más bien de despreocuparse y ya está: tener un seguro y, si lo necesitas, lo usas. Pero, al final, tienes que estar atento a los pormenores del contrato porque si no acabas pagando más de la cuenta. Por suerte, en el mercado de los seguros hay mucha competencia así que no me fue difícil encontrar adeslas ofertas. Y ahora estoy comparando con otros seguros y con el mío propio que voy a dejar.
Es verdad que cuando te acostumbras a una cosa cuesta cambiar. Tampoco es que tenga mucha queja del mío, en el sentido de que me he sentido a gusto con los profesionales que me han tratado, con las instalaciones y demás. El problema ha sido la subida de precio, sin más. Hay que tener en cuenta el contexto en el que estamos. Los precios siguen subiendo y entiendo que se pierden márgenes y todo el mundo quiere reducir las pérdidas… o mantener las ganancias, según cada situación. Pero el problema es el de siempre: los sueldos nunca suben al mismo nivel que la inflación.
Tampoco me puedo quejar a nivel laboral pero es cierto que tampoco está el asunto para tirar cohetes. Así que, si puedo ahorrar con el seguro, desde luego que lo voy a aprovechar. Y por eso me estoy fijando muy bien en adeslas ofertas para asegurarme de que por el precio que ofertan voy a tener un buen servicio, y ahorra un buen dinero con respecto a mi seguro antiguo.