El aluminio, la teca, el ratán, el mimbre o la fibra sintética son materiales compatibles con las temperaturas adversas, la radiación solar y otras amenazas presentes en espacios como el jardín o la terraza, siendo por tanto opciones aceptables para el mobiliario exterior.
En concreto, metales como el acero, el aluminio o el hierro forjado abundan en la oferta muebles terraza gracias a su resistencia y solidez, que garantizan una larga vida útil a las sillas y mesas derivadas. En el caso del aluminio, la ligereza es una cualidad destacable. Además, este material es personalizable con diseños para todos los gustos y necesidades.
Pero el uso del metal presenta una serie de desventajas. Por ejemplo, el deterioro causado por la humedad en la pintura, la amenaza del éxito en superficies sin tratar o la vulnerabilidad de materiales como el aluminio a limpiadores con ingredientes agresivos.
La madera maciza destaca por su acabado elegante y atractivo y la pluralidad de características que cada tipo de madera aporta al mobiliario: resistencia, portabilidad, personalización, etcétera. Debidamente tratado y mantenido con regularidad, este material tolera condiciones climáticas adversas, y su coste no es excesivo.
Otro de los materiales más comunes en mobiliario de terraza y jardín es la fibra natural en cualquiera de sus formas: bambús, mimbres, ratanes, etcétera. La naturalidad de su acabado, sumada a su valor decorativo y peso ligero, ayudan a entender el éxito de estas fibras, cuyo diseño trenzado favorece sin embargo la acumulación del polvo y la suciedad, una desventaja a considerar.
Las fibras sintéticas también reciben especial demanda en este mercado. Aunque su precio más económico que las fibras naturales suele citarse como su principal ventaja, cabe destacar su resistencia y variedad de diseños como pros interesantes. Para evitar su deterioro y pérdida de brillo por la acción del sol, se recomienda el uso de lonas y accesorios similares en períodos de desuso.