Los anticonceptivos pueden ser una opción que se decida en pareja o que las mujeres escojan de forma personal al carecer de una pareja estable. En el primero de los casos, se puede optar por un método reversible o por uno irreversible. Entre los irreversibles están la ligadura de trompas y la vasectomía. Estos métodos no tienen vuelta atrás, al menos no sencilla y por eso no se recomiendan en personas muy jóvenes, especialmente si no han tenido hijos antes.
Los métodos reversibles son aquellos que impiden la fecundación pero que no esterilizan a la persona. Los más conocidos son los de barrera y los hormonales.
Los métodos de barrera son el preservativo y el diafragma, principalmente. Pero este último ha perdido mucha popularidad al ser más complicado de colocar correctamente. El preservativo tiene la ventaja de que previene además enfermedades de transmisión sexual, por lo que es el más recomendable cuando no se tienen pareja estable. Incluso cuando se está utilizando un método hormonal, el preservativo es fundamental en este tipo de relaciones.
Los métodos hormonales más habituales son tres: el diu, la píldora anticonceptiva y los implantes. Los tres son para mujeres y antes de utilizarlos es importante visitar a un especialista en ginecología en Pontevedra para hacer una revisión y que comente los pros y los contras de cada uno de los métodos.
Muchas mujeres prefieren el implante o el DIU porque en ambos casos se previenen los olvidos, al no tener que hacer nada una vez que se implantan. Los dos tienen que ser colocados por un profesional. El implante bajo la piel, normalmente en el antebrazo y el DIU directamente en el interior del útero. La píldora implica tener que tomarla a diario, siendo muy importante tener constancia ya que los olvidos van a rebajar mucho su efectividad.
No obstante, no todo el mundo reacciona igual a estos métodos. Muchas mujeres no están cómodas con el DIU, pero no tienen problemas con la píldora. Otras, notan como la pastilla hace que suban de peso o tengan otro tipo de complicaciones.
Existen también las inyecciones hormonales, que se aplican cada mes o cada tres meses, dependiendo del tipo de hormonas que incluyan, pero no son por ahora muy populares en nuestro país porque implican tener que acudir a que un profesional, aunque en algunos casos puede ponérsela la mujer en casa.